Ecuador le jugó un partidazo a Países Bajos y no sólo se pudo recuperar de un gol tempranero, sino que se lo empató y hasta pudo haberlo ganado. El 1-1 terminó siendo poco para La Tri.
No llegó a la segunda pelota. Se sabía que el margen de error ante estas potencias no era grande y cuando Moisés Caicedo hizo un mal control y peor pase hacia atrás fue lo único que necesitó Países Bajos para romper todo el esquema pensado por Alfaro. En apenas seis minutos, la Tri se encontraba con la necesidad de cambiar su idea original.
Y Ecuador reaccionó. Entre Estupiñan y Caicedo le robaron la pelota a Países Bajos y se armó el partido menos esperado. Porque quién pensaba ver a Ecuador yendo directamente al ataque y Países Bajos aguantando. De Jong ya no tenía la pelota, Blind y Dumfries perdían en el medio con Méndez y Preciado y la historia se equilibró. Tanto que, sobre el final del primer tiempo, llegó el empate vía Pervis pero un offside finísimo alargó la espera.
Pero la espera no fue tan larga. Porque Alfaro mantuvo la idea, su plan B en caso de que el partido estuviera en desventaja, y soltó a los volantes, le puso robar la pelota a Países Bajos y salió a presionarlo, a asfixiarlo. Así forzó el error, el desborde y posterior remate de Estupiñán, el rebote de Noppert y el gol de eterno, del intratable, del goleador, del crack Enner Valencia.
Todo a empezar de nuevo. Con Memphis Depay en cancha, a Países Bajos el cartel de candidato lo obligó a cambiar su esquema y a Ecuador le cayó bien la idea. Volver al registro original, le sentó bien a Ecuador. Y entonces los espacios comenzaron a aparecer más.
Fueron diez minutos de partido descontrolado en el que la Tri pudo sacar incluso diferencia. El zurdazo de Plata reventó el travesaño de Noppert y el grito de “Sí se puede, sí se puede” de los casi diez mil ecuatorianos en el Khalifa Stadium tenía realmente sentido.
Fuente: Diario Olé