El menos pensado. Ni Vinicius, ni Raphinha, ni Richarlison, ni Gabriel Jesús, ni Antony… El que rompió el relojito suizo fue Casemiro, el volante central, uno de los grandes líderes del equipo, como para confirmar que en Brasil hay que cuidarse de todos. Fue él, el menos pensado, el que sacó un misil impresionante que quebró al aquero Sommer a siete minutos del final y que desató el desahogo brasileño. Porque el equipo de Tite, en definitiva, ya había entrado en el camino de la desesperación y había extrañado horrores a Neymar. Y al final, no sólo terminó celebrando una victoria sufrida por 1-0, sino también la clasificación a octavos.
Fuente: Diario Olé