La República Argentina vive sus horas más felices dentro de los últimos 35 años. La gente celebra en las calles la obtención de la Copa del Mundo y le rinde homenaje al plantel que le devolvió la alegría a un pueblo que siente y vive el fútbol como ningún otro. Las camisetas y las banderas albicelestes se ven por todas partes y la felicidad parece haber invadido el rostro de quienes soñaron toda la vida con vivir algo así.
Cerca de las tres de la mañana del martes se abrió la puerta del avión de Aerolíneas Argentinas que trajo al equipo desde Doha, Qatar, y lo que parecía una utopía se hizo realidad. Lionel Messi, vestido por completo con el conjunto de la Selección, levantó el brazo derecho y le mostró el trofeo a un pueblo que decidió acostarse tarde para no perderse el momento que quedará grabado a fuego en la memoria colectiva.
Los hinchas se juntaron desde temprano cerca de la Autopista Riccheri, a pocas cuadras del predio de la Asociación del Fútbol Argentino y del Aeropuerto Internacional de Ezeiza, con el objetivo de ver pasar de cerca a sus héroes. Rondas de mate, algún que otro asado improvisado, banderas, carteles, una Copa inflable gigante, entre otras cosas, sirvieron para soportar los rayos del sol y apaciguar la espera.
Fuente: Diario As